Ante las muchas dificultades con las que el Hombre se encuentra a la hora de aceptar el flujo natural de la vida, la única opción que le queda es intentar dominar ese flujo, para sí conseguir lo deseado y evitar lo temido.
En la opción de dominar, pero sin que lo podamos controlar, se alternan en proporciones fluctuantes y desiguales, los placeres y las satisfacciones con el dolor y con el sufrimiento.
Lo demás son creencias complejas e ilusiones, orientadas todas ellas a conseguir la salvación y la felicidad.
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