La que al azul del Cielo no tapa,
la que desde el suelo no destaca,
la que por ello vive y viaja
libre, serena, blanca.
Cuando se vuelve negra,
con sus gotas claras,
hace fecunda a la Tierra,
y a la vida, alegre y lozana.
Cuando se vuelve tormenta,
nos avisa de su fuerza,
y tras su descarga,
la serenidad se vuelve reina.
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