Hay quienes hacen muchas cosas para acabar con el dolor de los demás, o para evitárselo, y también para producirles placeres y satisfacciones. En ésto hallan placeres y satisfacciones, tranquilizan su conciencia moral, y muchas veces esperan conseguir así la salvación. Pero ésto les agita, y muchas veces les desvía de la espiritualidad.
Hay quienes centran su vida en conseguir placeres, los cuales les sirven para combatir su dolor y como base y energía para conseguir satisfacciones. Juntando los placeres y las satisfacciones, esperan alcanzar la felicidad. Pero ésto les agita, y siempre les devía de la espiritualidad.
Hay quienes encuentran sus placeres en las cosas sencillas y en lo que les da la vida, y los usan para serenarse y para aumentar su receptividad, y sobre éstas bases cultivan su espiritualidad.
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