Nos sostemos sobre una fina rama.
Somos frágiles como las alas de una mariposa.
Como individuos, como especie, y como sociedad concreta, estamos muy orgullosos de nuestra inteligencia, de nuestros derechos y libertades, de nuestro nivel de vida, de nuestros decubrimientos cieníficos y tecnológicos, de todo nuestros logros. Pero este orgullo nos ha hecho muy dependientes de todo estos estos aspectos, y también muy frágiles ante lo que no dominamos, lo cual nos convierte en muy vulnerables.
Como sociedad, hemos puesto toda nuestra energía en conseguir lo deseado, en conseguir las herramientas y el poder que nos permitan conseguirlo, en solucionar los problemas que todo lo anterior nos crea, o en criticar y condenar lo que no nos gusta de nuestros semejantes, lo que no es un obstáculo para conseguir nuetros deseos. Debido a esto no hemos desarrollado la capacidad para aceptar lo natural de las cosas, ni para soportar las consecuencias dolorosas del artificio en el que vivimos. Y así, en estos momentos difíciles, nos movemos entre el miedo y la esperanza, o mejor dicho, el miedo nos está obligando a tener esperanzas.
Para nuestra situación actual pueden servirnos de gran ayuda las siguientes palabras de Lao Tse, pues siempre estamos a tiempo de aprender, de rectificar.
"La esperanza y el miedo son fantasmas
que surgen de pensar en el yo.
Cuando dejamos de vernos como un yo,
¿Qué hay temer?
Ve el mundo como tu yo.
Ten fe en como son las cosas.
Ama al mundo como tu yo;
entonces podrás cuidar de todo."
(Tao Te King. Cap. 13)
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