sábado, 28 de marzo de 2020
CONSIDERACIONES SOBRE LA ESPERANZA Y EL MIEDO
Toda esperanza es un deseo que surge como arma para combatir al dolor que nos producen nuestros miedos.
Nuestros miedos son la consecuencia lógica de nuestras incapacidades para comprender el funcionamiento real del Universo y de la Naturaleza, así como de nuestra incapacidad para aceptar el flujo natural de las cosas.
Nuestros miedos sono los impedimentos para nuestra libertad pues nos cortan o nos lastran las alas. Al agitarnos son los impedimentos para nuestra serenidad y por lo tanto también para nuestra sabiduría. Al impulsarnos a conseguir lo deseado hacen que nos centremos sólo en eso y no en el conjunto de las cosas y así también son un impedimento para nuestra sabiduria, para nuestra aceptación y para nuestra armonía.
Sobre estas bases, cuando tenemos un deseo, tenemos a nuestra disposición dos grandes maneras de conseguirlo:
*Con la ayuda de nuestros semejantes, o de los héroes, o de las fuerzas sobrenaturales. De aquí nace la esperanza en la salvacióon, en las nuevas eras.
*Por nosotros mismos. De aquí nace la confianza en nosotros mismos, la libertad, y una posibilidad de liberarnos de nuestros miedos y de nuestro dolor.
Cuando optamos por la ayuda de los demás, pasamos a depender de ellos, tanto porque sin ellos creemos que no podemos conseguir lo que necesitamos y lo que queremos, como porque ellos nos imponen unas condiciones a cambio de su ayuda. De esta manera queda bloqueado nuestro camino de crecimiento espiritual, o mejor dicho, nuestro camino se encuentra con un obstáculo muy difícil de superar.
Cuando optamos por conseguir nuestros deseos por nosotros mismos, empezamos a desarrollar la capacidad de ser ser autosuficientes, es decir, libres. Al ser libres tenemos dos opciones:
1ª) Uas la libertad como herramienta para conseguir lo deseado, y de esta manera esclavizarnos a nuestros deseos y a lo que tenemos y a lo que tenemos que hacer para conseguirlos.
2ª) Usar nuestra libertad interior para comprender que la fuente de la liberación de nuestros miedos y del dolor que nos producen reside en nuestra capacidad para liberarnos de aquellos deseos que no necesitamos, es decir, para aceptar el flujo natural de las cosas.
Nuestras esperanzas y nuestros miedos nos producen esas dos clases de dolor que conocemos como frustración e insatisfacción.
Frustración.-Una de las mayores contradicciones de nuestra sociedad consiste en que nos ofrece infinidad de oportunidades, de posibilidades, de conseguir lo deseado, y además, solemos creer que esto es cierto. Pero luego la realidad nos muestra que sólo podemos conseguir una pequeña parte de aquello que en teoría podemos conseguir, y que además pagamos un alto precio por ello.
Por otra parte, vemos que algunas personas consiguen lo que desean, y las vemos poderosas, triunfantes, gozando de la vida, admiradas, premiadas y amadas, y nos gustaría ser como ellas, pero como no lo conseguimos nos sentimos frustrados, pues además creemos que tenemos el mismo derecho que ellas, y a veces incluso creemos que tenemos virtudes morales que ellos.
Insatisfacción.-Las causas de nuestra insatisfacción son las siguientes:
*La frustración.
*El hecho de que cuando conseguimos algún deseo, los placeres que eso nos produce pronto empiezan a debilitarse hasta que nos resultan insuficientes para combatir a nuestro dolor.
*Aunque tenemos lo necesario, nuestra sed de ser y de tener, hace que lo necesario no nos resulte suficiente para poder derrotar a nuestro dolor y para sentir placer y bienestar.
Lao Tse nos dice al respecto:
"Si comprendes que tienes suficiente,
eres auténticamente rico"
(Tao Te King. Cap. 33)
También conocemos aquella frase que dice:
"No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita."
Conociendo el diagnóstico de la enfermedad, a nosotros solos nos corresponde encontrar la cura, y para ello es muy recomendable que nos liberemos, tanto de nuestras esperanzas como de nuestros miedos.
"La esperanza y el miedo son fantasmas
que surgen de pensar en el yo.
cuando dejamos de vernos como un yo,
¿Qué hay que temer?
Ve el mundo como tu yo.
Ten fe en cómo son las cosas.
Ama al mundo como tu yo;
entonces podrás cuidar de todo."
(Lao Tse. Tao Te King. Cap. 13)
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