jueves, 10 de octubre de 2019
LA SALUD Y LA MUERTE
-¿Cómo ves el tema de la salud? -Le preguntó Sofía, su mujer, al viejo profesor.
-Tiene una enorme importancia para mí, tanto porque no quiero tener dolores, ni limitaciones físicas o mentales, como porque la necesito para poder seguir explorando en mi camino interior, y sobre todo, porque le tengo miedo a la muerte. Pero tengo una duda respecto a la salud. -Contestó el viejo profesor.
-Hombre, eso está bien, que tengas dudas, tú que siempre pareces tan seguro y tan sabio. -Dijo su mujer con ironía cariñosa.
-Verás, mantener la salud y prolongar la vida todo lo posible me parece algo natural. El hecho de que podamos vivir más años y con mejor salud que en el pasado, el hecho de que haya tantas cosas que me producen satisfacciones, tantas cosas que me animan a vivir, esto hace que valore muchísimo la vida. Pero también veo que la muerte es natural, y me pregunto lo siguiente: ¿Si aprecio tanto la vida cómo encontraré la manera de aceptar a la muerte? -Dijo el viejo profesor.
-Creo que no has enfocado bien la cuestión, creo que te has olvidado de tu propia sabiduría y has caído en un dualismo al que no le encuentras salida. Creo que la cuestión es NO enfrentar a tus deseos de vivir con tu miedo a no ser capaz de aceptar el hecho de que la muerte es natural, tú mismo me darás la razón cuando te diga que la cuestión pasa por escapar de ese dualismo y caminar por el camino de la comprensión profunda de que la muerte es parte natural de la vida. Tu mismo dices que hay que superar los dualismos, que hay que buscar la manera de comprender el lugar natural que ocupa cada cosa en la vida, y que se trata de permitir que lo ocupen, pues bien, busca el lugar natural de la muerte, busca el lugar natural de la enfermedad y de la vejez, acéptalos, déjalos que vayan fluyendo formando parte del ritmo natural de las cosas, del ritmo del Tao. -Dijo su mujer.
-Tienes toda la razón, y aquí veo que todavía hay una gran distancia entre mis convicciones más profundas y lo que luego soy capaz de hacer. El problema que me preocupa es el de no ser capaz de aceptar la muerte, pues sin esa aceptación tendré miedo, y con miedo la armonía y la liberación no son posibles. -Dijo el viejo profesor.
-Eso forma parte de tu camino espiritual, forma parte de lo que tendrás que aprender por tí solo y sin la compañía de nadie, solo en tu propia soledad, pues la compañía amorosa de los demás sólo consuela pero no sirve para aprender ni para aceptar. Esto forma parte de esa asignatura que casi nadie ha aprobado, de esa asignatura que determina intensamente la vida de las personas, pero a la que la mayoría de las personas prefiere ignorar en vez de estudiar para aprobar, y la ignora a base de placeres, a base de conseguir lo deseado, a base de creencias, pero todo ello resulta insuficiente, aunque yo creo que el Ser Humano desarrolla unos mecanismos de aceptación de la muerte cuando la muerte se le muestra cercana o inevitable. -Concluyó Sofía.
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