sábado, 19 de octubre de 2019

DESDE FUERA



  -Tú siempre nos dices que miremos dentro de nosotros mismos, que escuchemos a nuestra conciencia, pero yo creo que hay muchas cosas que nos vienen desde fuera. -Dijo una alumna.

  -Veréis, en realidad dentro y fuera son la misma cosa, pero para entendernos y conforme a la visión dualista que tiene la mente a la hora de ver las cosas, aceptemos la separación entre dentro y fuera.

  * Desde fuera, desde el Universo, nos llegó en su día la materia-energía, el polvo de estrellas, del que estamos hechos todos. Para quienes creen en la existencia del espíritu, este también les llegó desde fuera. Desde ese mismo fuera también nos llegó la conciencia. 

 * Desde fuera nos llega la luz y el calor del Sol, sin los cuales la vida no sería posible. Dentro tenemos el espíritu, es decir, la esencia y la energía divina,  dentro tenemos a la conciencia, pero sin esa cosa material que es el Sol, sin esa cosa material que es la tierra, ni el espíritu ni la conciencia podrían manifestarse en ningún ser vivo en la Tierra. 

 * Desde fuera nos llega el alimento, y todas las demás cosas que necesitamos para sobrevivir.

 * Desde fuera nos llegan los comportamientos de los demás, los cuales, para la mayoría de las personas, unas veces son el cielo y otras veces son el infierno. 

 * Desde fuera nos llega la sabiduría que nos muestra Naturaleza. 

 * Desde fuera nos llegan los puntos de vista de los demás, que a veces nos hacen ver cosas que no vemos cuando sólo miramos en nuestro interior, unos puntos de vista que a veces son más sabios que los nuestros. 

 * Desde fuera vemos mejor los problemas de los demás y generalmente podemos ofrecer mejores soluciones que las que encuentran ellos. Si podemos vernos a nosotros mismos y a nuestros problemas desde fuera, también podemos encontrar mejores soluciones que cuando los vemos desde dentro. -Explicó el viejo profesor. 

 -¿Y qué necesitamos para captar todo lo que nos llega desde fuera? -Preguntó la misma alumna.

 -Primero tomar conciencia de nuestra ignorancia, ya sabéis, "Sólo sé que no sé nada", que decía Sócrates. Después la soledad serena, sólo ella hace posible que seamos receptivos ante lo de fuera, como una mariposa con las alas abierta es receptiva al Sol. -Contestó el viejo profesor.

-¿Qué más nos enseñan las mariposas? -Preguntó la misma alumna. 

 -Que la sabiduría y la libertad tienen sus riesgos, y por eso a veces cierran sus alan y se camuflan con el entorno, cierran sus alas y esperan a que pase el peligro, y mientras hacen eso miran en su interior, y comprenden que no hay dentro ni fuera, sino un Todo en el que todo se relaciona con todo, en el que todo depende de todo. -Concluyó el viejo profesor. 

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