domingo, 27 de octubre de 2019

CUENTOS DEL FUTURO


   -Profesor, cuéntanos otro de tus cuentos, pero que sea del futuro, pues los tuyos me parecen más interesantes que las películas de ciencia ficción. -Pidió uno de los alumnos.

  -Veréis, pese a la literatura y las películas de ciencia ficción, los cuentos del futuro todavía están por escribir, lo que hay escrito son visiones de posibles futuros, y de hecho, cada uno de nosotros ha de escribir el suyo o los suyos propios. Todos nacemos con un personaje de cuento dentro, o con un personaje mitológico si lo prefieres. Unas veces tardamos en reconocerlo y vivimos como personajes que no son el nuestro, y hay quien se disfraza de lo que no es para protegerse, para que le quieran, o para conseguir sus ambiciones. Otras veces nos cuesta trabajo desarrollar plenamente nuestro personaje. Otras veces nuestro personaje evoluciona, e incluso esa evolución puede ser tan grande que desarrollemos un nuevo y auténtico personaje. -Dijo el viejo profesor.

  -Así que según tú, somos personajes de cuento y a la vez escritores de cuentos. Explícate por favor. -Pidió el mismo alumno.

  -Como ya os he dicho, todos llevamos dentro un personaje de cuento. Ese personaje es el protagonista en el cuento que nosotros escribimos, es decir, en nuestras propias vidas, y un comparsa en el cuento que escriben los demás. -Contestó el viejo profesor.

  -¿Quien es el verdadero personaje, pues la gente se disfraza y disimula? -Preguntó una alumna.

  -Está el personaje que mostramos a los extraños. Está el personaje que mostramos a nuestros seres queridos, a nuestros amigos. Está el personaje que nuestro ego y nuestra mente creen que somos, pero todos esos personajes son falsos, son solamente nuestros egos y nuestras mentes, pues también tenemos espíritu y conciencia, pero el espíritu y la conciencia pocas veces se imponen en toda su plenitud, y el día que se impongan, la vida dejará de ser un cuento y todo será realidad. Por todo esto, eso que creemos que es la vida real, se puede explicar fácilmente como si fuera un cuento de esos de "Érase que se era, hace mucho, mucho tiempo, en un país lejano, muy lejano..."-Contestó el viejo profesor.

  "-O érase ahora y aquí, un viejo profesor que..." -Dijo aguda, irónica y amable una de las alumnas.

  Y el viejo profesor sonrió complacido, pues le habían visto las verdaderas intenciones que ocultaba detrás de la máscara de su personaje, un personaje que cada vez tenía menos de aquel con el que nació, o al menos eso era lo que decía su mujer, Sofía.

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