A quien se crea problemas y no sabe solucionarlos se le llama loco o estúpido. A quien huye de los problemas se le desprecia por cobarde. A quien sabe conseguir sus deseos y a quien halla solución a los problemas se le admira su inteligencia. A quien no tiene problema porque no se ha acercado a ellos o porque sabido evitarlos se le envidia considerando que tiene buena suerte, y cuando no se le envidia se le desprecia. Dice el refrán que "todos los tontos tienen suerte".
Se admira la valentía y los valores morales de quien intenta solucionar los problemas y cuando tiene éxito se admira su inteligencia, pero el admirador y el admirado no son conscientes de que cada solución que halla la inteligencia acaba creando nuevos problemas, y así, el encadenamiento de los problemas nunca tiene fin. ¿Quien no tiene problemas?, ¿Quien no se ve envuelto en problemas?, ¿A quien los demás no le crean problemas?.
Pero el Hombre adora a su inteligencia. La adora tanto que es su medio preferido para conseguir todo lo que desea, sin ser consciente de que ese uso de su inteligencia es la causa original de la gran mayoría de sus problemas. La adora tanto que desprecia la menor inteligencia de las demás especies de seres vivos, y así desprecia también todo lo que las demás especies pueden enseñarle.
Creo que el Hombre debería cuestionarse profundamente el significado que le da a la palabra inteligencia y averiguar en qué consiste la sabiduría, sobre todo para no confundirla con la inteligencia. Existen cosas como la sencillez, la serenidad, la intuición, la conciencia.
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