lunes, 16 de enero de 2017

DESEOS Y MIEDOS


   Vivir, a veces tiene peligros y a veces nos produce dolor. Frente a los peligros, la evolución natural nos ha dotado del mecanismo del miedo y de la cautela. Frente al dolor, la evolución natural nos ha dotado de cierta capacidad de resistencia.

  Pero estos mecanismos naturales nos resultan insuficientes frente a los peligros y frente a los miedos que nos produce todo lo relacionado con la consecución de los deseos que no necesitamos para nuestra supervivencia, deseos que son los que impiden nuestra libertad, deseos en los que se basa nuestra sociedad, deseos que son los que dominan a la mayoría de los individuos.

   Frente a los peligros que entraña conseguir esos deseos artificiales y frente a los miedos que nos produce intentar conseguirlos, nuestra sociedad ha desarrollado el concepto moral de que "hay que ser fuertes y valientes", como si eso se pudiera conseguir a voluntad.

   Para conseguir que el individuo se comporte moralmente, nuestra sociedad ha desarrollado un sistema de premios y de castigos. Se premia con admiración e incluso con amor a quienes se muestran fuertes y valientes, y se castiga con el desprecio a quienes se muestran débiles y cobardes.

  Por otro lado, el éxito y el poder lo consiguen en nuestra sociedad aquellos que, a sus capacidades y a sus ambiciones, le unen la fuerza y la valentía, y a veces también una fuerte dosis de falta de escrúpulos morales. Se dice que "el mundo es de los valientes", y ya vemos en qué lo han convertido.

  Ante esto, el individuo en el que se mezclan el deseo de conseguir algo artificial con el miedo, se encuentra metido en una situación muy dolorosa. El deseo de priva de libertad, y el miedo le produce dolor y frustración cuando no consigue lo que desea o cuando lo pierde. Por otro lado, los demás le desprecian cuando no consigue el éxito y cuando da muestras de tener miedo, lo cual produce en el individuo una reducción de su autoestima. 

  Existen dos caminos: El de intentar conseguir lo que se desea, y el de reducir los deseos y vivir una vida sencilla y libre. 

    Intentar conseguir los deseos sólo produce el éxito y el poder a los más capaces, fuertes y valientes, y ya veces lo que hacen con él, y a ellos mismos la satisfacción del éxito y del poder les dura poco, pues siempre están intentando conseguir más éxitos y más poder.

  Vivir sencillamente y reduciendo los deseos implica liberarse del camino anterior, y no evita ciertos peligros, pero frente a esos peligros están los mecanismos naturales de la resistencia frente a la dolor y de la cautela.


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