lunes, 2 de enero de 2017

CAZADORES, PRESAS Y LIBRES



    Todas aquellas personas que están dominadas por la creencia de que lo más importante es conseguir lo que se desea, son cazadores potenciales de cualquier persona que les interese como presa, es decir, como medio para conseguir esos deseos.

   El cazador usa dos armas para cazar: Cuando cree que es más fuerte que su presa recurre a la fuerza. En los demás casos recurre a las trampas, y usa como cebo para sus trampas los deseos de sus posibles presas. 

   Sólo los límite y obstáculos internos con los que se encuentra el cazador, o bien la mayor fuerza de sus posibles presas, mantienen a éstas a salvo del intento de ser cazadas. 

   Quien cree que lo más importante es la libertad nunca practica la caza ni intenta conseguir su libertad a costa de los demás. Pero nunca está a salvo de todo tipo de cazadores, ya sea por medio de la fuerza, o ya por medio de diferentes trampas, sobre todo las trampas emocionales. 

   Quien cree que lo más importante es la libertad, tiene dos medios para escapar a los cazadores: Las espinas que le proporciona su ego y las alas de su conciencia. 



Las leyes y las normas morales pueden frenar a los cazadores y dar la impresión de vivir en una sociedad segura y con derechos y libertades, pero no evitan la ambición cazadora, y la caza se sigue practicando: Unas veces saltándose las leyes y las normas morales, y otras dentro del marco legal y moral, pues estos dos últimos marcos dan un gran margen de maniobra para la caza, y no podía ser menos, pues nuestra sociedad es una sociedad de cazadores, y como consecuencia, también es una sociedad de presas. 

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