Tener que trabajar para ganarse la vida nos resta libertad
Todos y cada uno de los aspectos de las relaciones con los demás nos restan libertad
Las enfermedades nos restan libertad
Conseguir nuestros deseos nos resta libertad
Nuestras creencias nos restan libertad
Todo lo anterior nos produce unas heridas internas, y el dolor de esas heridas, y el intentar curarlas, también nos resta libertad.
Pero a pesar de todo esto, siempre nos queda una pequeña parcela de libertad, y de lo que hacemos con ella depende toda nuestra vida. Sólo desde esa parcela podremos hacer nuestro trabajo más llevadero, relacionarnos afectuosamente y sin tensiones ni conflictos con los demás, afrontar nuestras enfermedades, reducir nuestros deseos, escapar a nuestras creencias, curar nuestras heridas, y sobre todo, porque sólo en esa libertad podemos ser lo que realmente somos.
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