*Como los placeres, las satisfacciones y las bellezas que esperamos conseguir.
*Como la clara realidad de las cosas, esa realidad natural que, al no aceptarla, no esclavizamos a nuetros deseos.
Cuando el Ser Humano siente un dolor natural y no lo acepta, busca conseguir aquellos deseos que cree que puede conseguir, o aquellos deseos de los que espera conseguir el placer suficiente como para vencer a su dolor e influso para disfrutar de un estado de de placer permanente.
La búsqueda de estos placeres pone en marcha la siguiente dinámica:
*La esperanza de conseguir lo deseado le produce placer.
*Con frecuencia los medios utilizados para conseguir esos placeres provocan dolor a los demás.
*Es todavía más frecuente que le provoquen dolor a él mismo.
* Si no consigue lo deseado siente el dolor de la frustración.
*Si lo consigue siente placer, peero este placer al cabo de un tiempo no resulta suficiente para vencer al dolor, tano al dolor natural que siempre aparece, como a todos esos dolores artificiales que él mismo ha provocado en su su búsqueda esperanzada de placer.
Ante cada fracaso, ante cada frustración, ante cada insatisfacción, ante cada dolor natural o artificial, el Ser Humano busca nuevos deseos, nuevas estrategias menos dolorosas para conseguirlos. Cuando consigue lo deseado se afianza en las estrategias utilizadas, y al haacerlo se esclaviza a las esperanzas puestas en sus deseos y a las estrategias seguidas. Pero aunque obtenga lo deseado, ese éxito le produce solamente el placer de la esperanza en conseguirlo, y un placer que siempre acaba por resultarle insuficiente para derrotar a su dolor y para conseguir un estado placentero permanente, ese estado al que el Hombre llama felicidad.
Pero el Hombre no encuentra otra vía para derrotar al dolor que siente, y así, ante cada fracaso de sus esperanzas busca nuevas estrategias para conseguir aquellos deseos en los que ha puesto la esperanza de que le producirán el placer capaz de derrotar a su dolor y darle la felicidad. Y de nuevo se repite la situación de sus anteriores intentos de conseguir el placer. Y todo esto es lo que explica la historia del sufrimiento humano, del que nos causamos a nosotros mismos y del que los seres humanos nos causamos los unos a los otros.
En esta sitauación hay quienes dejan de buscar deseos de tipo material, los deseos de riqueza y de poder, y se pone a buscar deseos de tipo inmaterial, a los que algunos llaman "deseos superiores o elevados", o incluso "deseos espirituales". El primero de estos deseos inmateriales es el amor de los demás, pero en estos casos, aunque cambian las formas y las estrategias, las consecuencias son las mismas que en el caso de los deseos materiales.
Otros deseos de tipo inmaterial son las satisfacciones que produce la osbservación de la belleza, o bien las satisfacciones que produce el conocimiento, así como las satisfacciones que produce desarrollar los propios potenciales naturales. Pero aquí también se producen las mismas consecuenias que en el caso de poner las esperanzas en conseguir cualquier otro tipo de deseos.
Llegados al punto de que domine la comprensión de que los deseos conseguidos no resultan suficientes para vencer al dolor y para alcanzar la felicidad, se producen dos reacciones muy diferentes:
1ª) La resignación ante el hecho de que el dolor siempre vuelve. Quien se resigna a esto se dedica a vivir a base de los pequeños placeres que va encontrando, unos placers que aunque no son suficientes para acabar con su dolor, al menos le evitan todos esfuerzos y todas las facturas dolorosas de las esperanzas en conseguir su otros deseos. De hecho, la mayoría de las personas acban por optar por esta vía, y a veces de esta opción surge también la siguiente.
2ª) La actitud de buscar la liberación de los deseos y de armonizar con la propia conciencia y con el Universo, con el flujo natural de las cosas. Al principio, esta opción es también un deseo, y por lo tanto, sometido a la misma dinámica que todos los deseos aunque con sus variantes correspondientes. Pero poco a poco esta vía va dando lugar a unas comprensiones que empiezan a ver con claridad la dinámica real de los deseos, unas comprensiones que llevan a la persona a ver que lo importante no es conseguir lo deseado, sea cual sea el deseo que se tenga, sino que lo importante es la aceptación del dolor natural y la capacidad para soportar a los dolores de tipo artificial, pero sobre todo, que lo importante es la vida sencilla, la serenidad y la armonía que se va consiguiendo en el camino, que lo importante es el tiempo y la conciencia. Que lo importante es no esperar nada, que lo importante es lo que se tiene en cada momento. Que lo importante es que lo tenemos todos, que lo importante es conseguir que lo que tenemos nos resulte suficiente. Todo esto es lo importante porque de esta manera es como podemos vivir conforme a loque realmente somos, y somos Universo, somos Naturaleza, somos esencicia divina, somos conciencia. Y de paso, y como una consecuencia natural, nos liberamos de nuestros sufrimientos.
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