sábado, 9 de mayo de 2020

EL NIÑO Y SUS ABUELOS


  El niño se crió con sus abuelos, los cuales vivían en un pueblo pequeñito. Desde que el niño pudo andar, sus abuelos lo llevaban a pasear por el campo, y el niño pronto mostró mucha curiosidad por todo lo que veía, y mostró también que era inocente y muy despierto, y de todo sacaba siempre sus conclusiones. Los pases continuaron durante toda su infancia, y sus abuelos se limitaron a cuirdarles, a enseñarles a protegerse de los peligros y a darle un amor tierno y profundo. 

   Cuando el niño se hizo joven y abandonó el pueblo,  siempre se guió solamente por lo que había aprendido en su infancia, nunca necesitó nada más para hacer frente a todas las situaciones que se le presentaron en la vida, y nunca perdió su curiosidad ni su inocencia, y siguió siendo un adulto despierto. 

   Sólo hubo una cosa que echó de menos: el amor de sus abuelos. Sólo ellos le querían por lo que era, sin ponerle condiciones. Pero ahora, el amor que necesitaba de los demás tenía que conseguirlo a base de complacerles, y a nadie le complacía su inocencia, a nadie le complacía lo que descubría con sus exploraciones, y los demás sólo valoraban su inteligencia cuan la usaba para darles o facilitarles algún deseo. Y aún así, el niño hecho adulto nunca renuncioó a lo que era ni a lo que aprendió en su infancia junto a sus abuelos. 

   Y fue el "hombre normal", y al final pudo encontrar el amor en la "mujer normal". 

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