En los seres humanos existe una fuerte esperanza de que podemos mejorar nuestra vida y solucionar nuestros problemas, sin cambiar lo que nuestro ego nos dice que somos, sin cambiar de forma de vivir, sin cambiar nuestra visión sobre la vida.
Aunque nos resistismos muchísimo a cambiar éstos aspectos, estamos dispuestos a luchar, a esforzarnos, a sacrificarnos, a pagar dolorosos precios para mejorar nuestra vida y para solucionar nuestros problemas o para escapar de ellos.
Los que tienen poder o quieren tenerlo, los rebeldes, los héroes, los que nos quieren convencer, los que nos quieren vender algo, prometen ayudarnos. A cambio de sus promesas nos piden que nos sometamos, que les hagamos caso, que les compremos algo, pero conocedores de nuestras resistencias a cambiar, no nos ponen como precio que cambiemos por dentro.
Ni nuestras luchas, ni nuestros esfuerzos, ni nuestras renuncias, ni los demás precios que pagamos, ni nos dan, ni pueden darnos, lo que nos resulta suficiente, ni solucionan nuestros problemas, con lo cual se nos presenta la siguiente cuestión:
Como sin cambios internos no hay soluciones verdaderas:
¿Qué es lo que cada cual tiene que cambiar en su interior?
Sea lo que sea, nadie nos lo va a cambiar.
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