Quien tiene la firmeza de las montañas, puede afrontar las adversidades, los ataques, los brillos de las ilusiones, y permanecer fiel a su verdadera naturaleza.
Conseguir lo anterior, así como el éxito en lo deseado, puede volvernos rígidos, intolerantes, y resistentes a los cambios necesarios.
Debido a todo ésto necesitamos flexibilidad, la cual conseguimos cuando a lo duro le quitamos lo rígido, y le quitamos lo débil a lo blando.
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