Toda persona ha pasado por una etapa en la cual idealizó al Ser Humano, a determinados grupos humanos, y a determinadas personas. Debido a esa idealización siempre acaba por aparece un grado u otro de escepticismo y decepción respecto al Ser Humano cuando se va conociendo la realidad de las personas idealizadas.
Las personas ideales no existen, pero sí que existen personas que sienten amor por nosotros y por otras personas, personas que nos ayudan o pueden ayudarnos y también a ayudar a otras personas, personas que sienten compasión, personas que valoran lo que nosotros valoramos, personas que valoran la libertad, la sabiduría, la espiritualidad.
Y existimos nosotros, que también reunimos, en mayor o menor medida, las anteriores características.
Además, pasar de la idealización al escepticismo y a la decepción, es la única manera de que podamos empezar a conocer la realidad humana, y aunque esa realidad no nos guste, aceptarla es de sabios, y el sabio, en vez de esperar de los demás, cultiva lo que lleva dentro y siempre comparte sus frutos.
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