CUERPO, MENTE, CONCIENCIA (DOS)

  El cuerpo, la mente y la conciencia, al igual que lo que aprece en éstas fotos, están naturalmente unidos, son igualmente necesarios, y son complementarios, pero casi siempre están en tensión, en lucha, pues aparecen separados por las jerarquías creadas por nuestros deseos, por nuestros miedos y por nuestras creencias. 

  Divorcio entre nuestra verdadera naturaleza y aquello con lo que nos identificamos, pero dentro de nosotros siempre está el impulso de unirnos a lo que somos, impulso que cultiva la espiritualidad. 

  Cuando no se acepta la realidad natural, junto a ella se crean realidades artificiales y complejas, las cuales con mucha frecuencia nos resultan dura y feas, y frente a todas éstas realidades rechazadas surgen los intentos de dominar y de conseguir, y las necesidades de todo tipo de héroes, de todo tipo de salvadores, de las luchas, de los ideales, de las utopías... 

  Y como hermanas mellizas de los anteriores, surgen las ilusiones, las variadas evasiones, y se deja de lado a la sabiduría, e imponen su hegemonía las emociones más poderosas de cada momento, todo tipo de visiones y todo tipo de fantasías, que sostenidas por las capacidades de la inteligencia, se presentan vestidas con datos, con argumentos, con pruebas, con las mejores soluciones, con convicciones, o bien basadas en los placeres, en las satisfacciones y en las alegrías que proporcionan a sus defensores. 

 Cuando no se acepta lo natural y cuando no se busca la complementariedad entre el cuerpo, la mente y la conciencia,  con frecuencia surgen las búsquedas de los mundos de lo oculto, en los cuales se busca conocimientos y poderes. Surge así lo esotérico, lo metafísico, las diversas ramas del  ocultismo, surge toda la enorme variedad de lo mágico y de lo inexplicable... Sin tener en cuenta que el Universo es un orden armónico donde todo está relacionado y es complementario, y así, aquello que nos resulta fácilmente perceptible, está formado por la misma materia-energía que lo oculto y se rige por las mismas leyes, las cuales siempre se imponen a los supuestos poderes y a los propósitos de las fuerzas y de los seres considerados como sobrenaturales. 

  Por lo tanto,  desnudando de creencias a lo fácilmente perceptible, tenemos suficiente para cultivar nuestra espiritualidad, y para vivir conforme a lo que vamos comprendiendo.