Cuando la soledad transcurre dentro del flujo de lo natural, su dinámica se caracteriza por lo siguiente:
1º) Es la madre imprescindible, o mejor dicho, la única madre de:
La creatividad
La libertad
La sencillez
La serenidad
La sabiduría
La armonía
2º) El buscador espiritual, el buscador de la armonía, cuando todavía no ha llegado a sus horizontes, necesita de los siguientes aspectos complementarios de la soledad:
El amor en sus diferentes variantes
Ser escuchado y ser comprendido
Compartir los tesoros de su soledad
Los regalos del flujo natural
3º) La soledad del sabio ya no es perturbada por nada. Pero la soledad del buscador espiritual, del buscador de la armonía que todavía no ha llegado a sus horizontes, se ve perturbada por:
El ruido de los egos al manifestarse
El ruido de los conflictos creados por los
deseos.
El ruido de las frustraciones
e insatisfacciones.
El ruido de las víctimas y del victimismo
El ruido de la búsqueda de placeres
artificiales.
Si nos fijamos bien vemos que aquello que perturba a la soledad es también la causa del sufrimiento humano. Y sin embargo, la mayoría de las personas prefieren los ruidos perturbadores que inevitablemente acompañan al mundo de la compañía, que los tesoros de la soledad. Este es el nivel dominante de conciencia actual de la mayoría de las personas, de tal manera que ese nivel sólo se eleva como consecuencia de las reacciones de la soledad ante los ruidos.
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