jueves, 18 de octubre de 2018
PROBLEMAS Y CONCIENCIA
Caminante se encontró con Raro. Se trataba de un hombre de aspecto sencillo pero en el que se notaba una gran agudeza, y como no se guiaba por lo que la gente consideraba lo normal, le llamaban Raro. Después de charlar largo rato como si se conocieran de toda la vida, Caminante dijo:
-¡Cuántos problemas! ¿Tú qué soluciones propones?
-Los deseos del pasado crearon unos problemas, y las soluciones que se adoptaron en el pasado son las causas de los problemas del presente. -Respondió Raro.
-Explícate mejor. -Pidió Caminante.
-La gente que a sí misma se considera normal está siempre centrada en conseguir sus deseos, y de esta manera no ponen ninguna energía en profundizar sobre las causas últimas de las cosas, y sobre todo, no ponen energía en elevar su conciencia. Así, cuando aparece un problema buscan las soluciones en la inteligencia o en los valores morales, es decir, en los mismos medios y creencias que usan para conseguir sus deseos.
-Respondió Raro.
-Y así entran en una espiral de la que no saben o no pueden escapar. -Dijo Caminante.
-Efectivamente. Los problemas pequeños a veces pueden solucionarse con los mecanismos de conseguir los deseos, pero los demás problemas requieren de unas medidas que sólo se pueden aplicar si antes se han elevado las conciencias. Fíjate en los problemas medioambientales, en los problemas de los conflictos y de la violencia, o en los problemas producidos por la pobreza. Los expertos saben cuales son las soluciones, y lo saben también aquellos que se preocupan por estos problemas, pero aquí la inteligencia y los valores morales son impotentes, pues las soluciones necesarias requieren unos cambios muy grandes en las creencias dominantes y en las formas de vivir, y esos cambios sólo los puede traer la elevación de la conciencia. -Dijo Raro.
-Pero los expertos y los preocupados por los grandes problemas también llaman a elevar la conciencia. -Objetó Caminante.
-Pero la conciencia no se eleva porque la razón y la inteligencia comprendan algo, y con la conciencia moral no basta pues esta conciencia no comprende ni atiende a las verdaderas causas, no atiende al fluir natural de las cosas, sólo comprende y atiende a sus creencias éticas, filosóficas, ideológicas o religiosas. -Replicó Raro.
-¿Y cómo se eleva la conciencia? -Preguntó Caminante en tono receptivo.
-Por tres caminos: Por el sufrimiento de las tragedias personales y sociales, por poner la energía en la comprensión profunda de las cosas, y por el ritmo del Tao. -Contestó Raro.
Caminante guardó silencio y pensó que las únicas soluciones a los grandes problemas estaban en lo que la mayoría de la gente consideraba que era raro, y que las soluciones sólo se podían aplicar cuando la mayoría de las conciencias rechazaban lo que en el pasado se consideraba normal y adoptaban lo raro convirtiéndolo así en normal, y eso era algo que se producía lentamente.
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