viernes, 19 de octubre de 2018
MORALIDAD Y MADUREZ
-¡Cuántos abusos!, ¡Cuántas injusticias!, ¡Cuántos conflictos!, ¡Cuánta pobreza!, ¡Cuántas tragedias!. Los poderosos sólo buscan conseguir sus ambiciones y mantener su poder y su riqueza, los gobernantes o son corruptos o no son capaces de mejorar las cosas, y los que aspiran a gobernar no parecen mejores, y en las relaciones sociales hay que estar muy atento para que no te engañen, para que no te roben tu libertad y te manipulen.
-Se quejó Caminante.
-Estás muy justamente indignado, te veo muy cargado de razón. -Dijo Raro.
-Pero hay algo que no te convence de mi actitud, ¿Verdad?. -Dijo Caminante.
-Verás, desde el punto de vista moral tienes toda la razón. Pero en este caso tener la razón moral es un signo de inmadurez. -Dijo Raro.
-No te entiendo. -Dijo Caminante.
-La madurez no consiste en tener la razón moral frente a los abusos y las injusticias, sino en poner mucha más energía en intentar aprender a autogobernarse en lo político y a convivir pacíficamente en lo social, para así poder vivir sin depender de los poderosos, de los gobernantes, de los políticos de la oposición, y sin depender emocionalmente de los demás. En estos momentos, la mayoría de la gente tiene tu misma actitud, y de esa actitud surgen quejas, exigencias, críticas, opiniones diferentes, discusiones y conflictos, y sobre todo, surgen luchas en las cuales cada cual quiere imponer su propia y particular visión de las cosas, y esto impide que surja una solución a lo que tanto se critica y se condena. -Concluyó Raro.
-Pues si que ere tú raro. -Dijo Caminante riendo alegremente.
-Imagínate si soy raro que si me hubieras hablado con admiración de cualquier poderoso, de cualquier político, de cualquier líder o persona socialmente importante, también te hubiera dicho que eso es inmadurez. -Dijo Raro.
-¿Por qué? -Preguntó Caminante.
-Porque la admiración hace que la gente deje de confiar en sí misma y le entregue el poder a las personas admiradas. A veces las personas admiradas defraudan y la gente se lamenta y se vuelve escéptica o resignada. Y siempre, quien entrega su poder deja de ser libre y no aprende a ser autosuficiente en ningún aspecto de la vida. Eso sí, todo el mundo sabe indignarse justamente, cargarse de razón, quejarse muy bien y exigir justicia y honestidad. Son rabietas de niño expresadas en forma que parece adulta y razonable. ¿Eres consciente de esto? -Argumentó Raro.
Caminante guardó silencio pensando en como la mayoría de la gente consideraba raro todo lo que era profundo.
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