Vemos con los ojos,
con la mente y con el corazón.
Con el viento, de frente y en la espalda,
volamos con las alas.
¿Qué nos impulsa a mirar y a volar?
¿De dónde nos llega la comprensión?
Con las miradas claras y serenas,
y las alas siempre dispuestas,
con las albas, los despertares llegan.
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