Con frecuencia tenemos dormidos aspectos que en su momento despreciamos, reprimimos, o bien dimos por superados sin haberlos superado realmente. En algunas situaciones lo dormido se despierta y nos pilla por sorpresa.
Unas pocas veces, y sin saber realmente como, se despiertan por primera vez aspectos de nuestra verdadera naturaleza.
Ambos despertares nos muestran aspectos de nuestro interior y del exterior, y sólo requieren nuestra atención, pues así ni volverá ni surgirá, el sueño de la ilusión.
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