El verdadero equilibrio no es el punto equidistante entre dos extremos o entre dos opuestos. Tampoco es la actidud conciliadora entre dos creencias en conflicto. Este tipo de equilibrios son sólo terceras vías, pero si los extremos, los opuestos, y las creencias son rígidos o artificiales, éstas terceras vías también lo serán.
Teniendo en cuenta que todo está cambiando, tanto lo exterior, como nuestro mundo interior,
el verdadero equilibrio sólo puede producirlo la flexibilidad que se adapta sin forzar a los cambios.
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