Lo natural no presenta contradicciones, lo que nuestro ego percibe como contradicciones en lo natural, son en realidad aspectos igualmente necesarios, opuestos complementarios, Yin y Yang.
Sin embargo, el ego no acepta lo natural, puesto que a veces le produce dolor físico, y siempre acaba produciéndole la muerte, y ambas cosas le producen miedo, un miedo que a su vez le produce dolores emocionales.
Así, el ego recurre a todos los artificios con la intención de dominar a lo natural para poder evitar todo dolor y la muerte. Y así surgen diversas creencias, ilusiones, y fantasías, sobre remedios contra el dolor, y sobre la vida del ego después de la muerte, así como sobre maneras eficaces de conseguir placeres y satisfacciones en ésta vida.
Sin embargo, el artificio, aunque puede producirnos ilusiones acerca de medios de liberarnos de la tiranía del dolor, aunque puede producirnos placeres y satisfacciones, aunque a veces puede alargar nuestra vida, nunca acaba de liberarnos del dolor, ni de la muerte, y con frecuencia es la causa principal de nuestro sufrimiento.
Entre los artificios y lo natural, entre el ego y la conciencia, en esa tensión vivimos, y la energía de esa tensión nos impulsa a comprender, y con ella evolucionamos.
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