A la hora de comprender se nos presenta una larga lista de dificultades, y surge una tensión entre ellas y nuestros impulsos de comprender.
Una vez comprendido algo, están nuestras resistencias internas, las cuales nos dificultan aceptar, y aquí tenemos una segunda tensión.
Mientras las tensiones no nos produzcan despertares de aspectos nuevos de nuestras verdadera naturaleza, podemos recurrir a medios, a técnicas, a estrategias, a luchas, para vencer a nuestras resistencias, pero no hay garantías de éxito, con lo cual, nos queda la sencillez, la serenidad, la intuición y el tiempo, un tiempo para vivir como mejor nos parezca, y procurando que no nos alteren las complejas y tensas relaciones que muchas veces tenemos con los demás.
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