Cuando no aceptamos el flujo natural, ante las diversas situaciones que se nos presentan, y ante nuestros deseos y creencias, surgen en nosotros emociones y sentimientos diversos, mezclados de forma confusa, contradictoria, y en lucha.
A través de la inteligencia intentamos mil estrategias para que las emociones y sentimientos placenteros venzan a la emociones y sentimientos dolorosos, y nuestra moralidad busca mil maneras de que el amor venza al odio. Pero aunque a veces creamos que vence el placer y el amor, nuestras estrategias siempre acaban en fracaso.
Sólo cuando aceptamos el flujo natural la lucha se acaba. Pero ésta aceptación no se consigue ni con estrategias, ni luchando, y cuando se consigue es sólo con sencillez, serenidad y comprensión.
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