-Siempre nos encontramos entre dos puntos. Unas veces se trata del punto desde el que partimos y el punto al que queremos llegar. Siempre nos encontramos entre el punto de nuestro nacimiento y el de nuestra muerte. -Dijo el Maestro.
-¿Qué puedes decirnos sobre lo que hay entre cualquiera de estas parejas de puntos? -Preguntó un discípulo.
-Existe la realidad del flujo natural de las cosas, pero para la gran mayoría de nosotros lo que existe es un laberinto de creencias sobre distancias, sobre caminos y sobre medios para llegar lo antes posible, lo mejor posible y lo más fácilmente posible. -Contestó el Maestro.
-Eso es muy general, muy ambiguo, ¿Qué más puedes decirnos? -Pidió el mismo discípulo.
-Decir, se ha dicho tanto, y todo ello la mayoría de las veces contribuye a hacer más grandes y más complejo el laberinto. Pero del laberinto sólo se sale con intuición y con sabiduría, y tras haber escuchado las palabras, la intuición y la sabiduría requieren silencio. -Dijo el Maestro, y silenciosamente, salió a dar un paseo solitario.
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