lunes, 5 de febrero de 2018
SOMOS IDEALISTAS Y UTÓPICOS
Viendo la realidad social actual, viendo el actual comportamiento humano y las noticias que aparecen en los medios de comunicación, es difícil creer que los seres humanos seamos idealistas y utópicos, es decir, que queramos construir mundos ideales, mundos mejores para todos, con igualdad, con libertad, con fraternidad, y sobre todo, sin injusticias, sin crueldades, sin hambre, sin pobreza, sin conflictos...
¿Pero a quien no le gustaría vivir en un mundo ideal? ¿Acaso, cuando miramos en nuestro interior no sentimos admiración por los principios idealistas y utópicos?
¿Qué es lo que impide al Ser Humano guiarse por esos principios?
Le dejo al lector la respuesta a esta pregunta, sólo le digo, que para responder mire dentro de sí mismo y vea que es lo que a él le impide defender estos principios. Si no se condena ni se siente orgulloso por lo que vea dentro de sí, entonces llegará a comprender el por qué la gran mayoría de los seres humanos no se guían por estos principios.
Pero queda un aspecto más relacionado con el idealismo y con la utopía. Se trata de ver si nuestros ideales se ajustan a una visión de armonía con la Naturaleza y con una visión no-dualista, o por el contrario se ajustan a una visión moralista y dualista de las cosas.
Pero, tanto los caminos espirituales como los ideales y las utopías tienen un elemento en común: Ambos forman parte de los aspectos más elevados de la conciencia, de tal manera que quien pone su energía en unos ideales, puede canalizar esa misma energía hacia la espiritualidad, y quien sigue un camino espiritual siempre tiene el ideal de que con él no sólo se transforma a sí mismo, sino que con esa transformación está contribuyendo a construir un mundo mejor para todos, pues cree que un mundo más espiritual transformaría y mejoraría profundamente a la sociedad.
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