miércoles, 7 de febrero de 2018

FILOSOFÍA, ARTES, LITERATURA


     Tenemos capacidades para el pensamiento filosófico, para las artes y para la literatura. Esta es una diferencia clara con los animales, pues ellos no tienen estas capacidades. Sin embargo, esta diferencia ¿justifica el que nos sintamos superiores a ellos? En realidad, lo que hace que veamos a unas cosas como superiores y a otras como a inferiores es nuestra visión dualista de las cosas, visión que nos incapacita para ver que todo es Uno. 

   Por otra parte, somos nosotros mismos los que ponemos las condiciones, las reglas, sobre lo que es inferior y lo que es superior, y lo hacemos en función de una visión parcial e interesada en la que nosotros siempre salimos favorecidos, pues nos vemos como el centro del mundo y como los preferidos de los dioses. 

   Estas capacidades presentan varios problemas porque con ellas se han creado multitud de creencias falsas, multitud de justificaciones de las injusticias, de la opresión, de las guerras, de la persecución de aquellos que no pensaban igual, que no vivían según las normas establecidas. Por otra parte, estas capacidades presentan casi siempre al Hombre como a un ser separado de la Naturaleza y del Universo.

   El pensamiento filosófico, la cultura, las artes, la literatura, también son un obstáculo para la experiencia directa, para la intuición, para la naturalidad, pues todo lo subordinan a esas capacidades, todo lo ven solamente a través de ellas. 

   Ahora bien, tener estas capacidades es una herramienta, y esa herramienta se puede usar para la profundización en la naturaleza humana, y de hecho, la mayoría de las veces el filósofo, el artista, el literato, así como quienes les admiran, son exploradores de sí mismos y de la naturaleza humana en general, así como de todos los aspectos relacionados con el Ser Humano, y en estas exploraciones llegan hasta donde el desarrollo de su conciencia les permite.

    La verdadera sabiduría se asienta sobre la serenidad, y se manifiesta en forma de intuición y de respuestas naturales y armónicas ante cada situación de la vida. Sin embargo, mientras no tengamos más desarrollada nuestra intuición, así como nuestras respuestas naturales y armónicas, tendremos que seguir filosofando para así aumentar nuestro conocimiento de nosotros mismos, del Universo, de la Naturaleza, de las relaciones que las partes mantienen entre sí y con el TODO, y del natural fluir de las cosas.

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