miércoles, 28 de febrero de 2018
IDEALISTAS Y UTÓPICOS
En la actualidad, quien tenga algún grado de idealismo o de utopía respecto a construir un mundo mejor para todos se encontrará con que sus sueños no se cumplen, y que prácticamente no hay posibilidades de que se cumplan, pues estamos pasando por una etapa muy conservadora y donde el poder de los poderosos es muy grande y la capacidad para cambiar las cosas por parte de los oprimidos es muy escasa.
De esta manera, tendrá que aprender a soporta esta realidad, pero yo creo que tendrá que estar muy vigilante ante un hecho muy importante: ¿Qué le queda si a nivel íntimo renuncia a sus ideales y utopías?
Si opta por un camino espiritual, entonces podrá vivir sin ideales y sin utopías de tipo social, pues es fácil dirigir la energía de los ideales hacia cualquier horizonte espiritual, pues al fin y al cabo, tanto un camino espiritual como un elevado ideal social, forman parte de los aspectos más elevados de la conciencia.
Pero si no opta por un camino espiritual, el dolor y el vacío que sienta por la renuncia a sus ideales, le llevará a buscar atajos falsos o espejismos en formas de cualquier tipo de creencias, de ilusiones, o a esclavizarse a cualquier tipo de deseos o de dependencias.
Ante la imposibilidad de conseguir los ideales y las utopías, a quien tenga un grado de ellos, le quedan varios caminos. Hay quien dedica sus energías a labores caritativas, especialmente en ONGs. Pero la caridad puede consolar al que sufre y tranquilizar la conciencia del caritativo, pero no soluciona los problemas.
Hay quien se centra en conseguir sus deseos, pero la mayoría de esos deseos requieren trabajar y luchar duramente para conseguirlos, y así, estas personas quedan atrapadas en esos deseos y con todas sus energías puestas en ellos. Además, esos deseos no tienen capacidad para transformar la sociedad.
La mayoría de la gente centra su vida en conseguir los deseos que requieren trabaja y luchar duramente, y a la vez en los en los deseos de tipo amoroso. Las relaciones amorosas de pareja requieren mucha dedicación, poner mucha energía emocional en ellas, atender mucho a los deseos del otro, y ahí se van muchas energías y mucho tiempo.
Educar y cuidar a los hijos requiere también muchos esfuerzos, y muchas veces los hijos no cumplen las expectativas que los padres han puesto en ellos.
Los resultados de intentar conseguir los deseos anteriores son los siguientes:
* Esfuerzo y lucha, y por lo tanto conflicto y sus consecuencias dolorosas.
* Frustración cuando no se consiguen.
* Alegría cuando se consiguen, y con esa alegría, la dedicación exclusiva a ellos.
En cualquiera de los tres casos, al individuo y al conjunto de la sociedad, no les quedan energías ni tiempo para dedicarse a ser conscientes de las causas reales de los problemas sociales e individuales, y por lo tanto no les queda tiempo ni energía para encontrar alternativas a esos problemas, y mucho menos para poner en práctica cualquier solución real. De esta manera, los problemas siguen y a veces se agrandan, tanto los problemas sociales como el dolor y las insatisfacciones que siente el individuo.
Esta dinámica espiral y laberíntica sólo puede romperse tomando conciencia de todos sus aspectos y buscando caminos alternativos, caminos que se centren en escuchar a lo más profundo de nuestra conciencia.
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