domingo, 23 de abril de 2017
NUESTRO PROPIO MUNDO
Tres meses después, Alicia volvió a visitar a Merlín y le dijo:
-He reflexionado mucho sobre lo que me dijiste y me encuentro con que si vivo conforme a las normas de la sociedad, si quiero alcanzar mis deseos, si quiero ganarme la admiración, la amistad y el cariño de los demás, pierdo mi libertad.
Merlín permaneció en silencio, y Alicia continuó:
-Por otra parte, me doy cuenta de que si vivo conforme a mi propia conciencia, no soy libre para hacer cosas que a veces me apetece hacer pues considero que no son dignas de mi conciencia más elevada. Me siento como condenada a ser lo que soy y a no poder escapar de ello. ¿Tú qué opinas?
-Ese mismo dilema me domina a mí. Verás, creo que tenemos que aprender a aceptar lo que nuestra conciencia nos dice que somos, y entender y aceptar nuestro lugar en las relaciones existentes entre todas las cosas. Pera mí ese es el camino hacia la liberación y hacia la armonía. Los demás caminos son los de la moralidad que nos dice lo que es propio o no es propio de nuestra conciencia, y sobre todo, son los caminos del ego, de ese ego que siempre quiere más y que nunca está satisfecho, de ese ego que nos roba la capacidad para comprender la realidad profunda de todo.
Esta vez fue Alicia la que permaneció en silencio y Merlín concluyó:
-Creo que también hemos de aprender a liberarnos de las tensiones que nos crea este dilema. Yo lo hago cuando me dejo llevar por las evasiones que me procura el ocio, por multitud de fantasías y pensamientos, por los pequeños placeres que me regala la vida, por las buenas relaciones con los demás, por no hacer nada y por no tener pensamientos trascendentes. Todo ello libera tensiones, impide tristezas y frustraciones, es como una higiene espiritual.
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