miércoles, 26 de abril de 2017

EL MUNDO REAL


    Lola fue a ver a Merlín y le dijo:

  -A mi me parece que vivimos en una sociedad no sólo injusta, sino también artificial, y además me parece que estamos dominados por creencias y por ilusiones que no se ajustan a la realidad. ¿Podrían mandarme a un mundo donde se viva en la realidad?

  Merlín aceptó, y Lola se encontró, no con el mundo de su realidad subjetiva, sino con el mundo de las realidades objetivas. Cuando, al cabo de unos días de vivir en ese mundo vio cual era la realidad al completo sintió miedo, y eso hizo que se despertara. 

 -¿Cómo te ha ido la experiencia? -Le preguntó Merlín. 

 -La verdad es que ha sido insoportable. -Contestó Lola. 

 -¿Y qué has aprendido? -Le preguntó Merlín. 

 -Yo ya sabía que no tenemos capacidad para conocer la realidad al completo y que eso hace que lo que desconocemos lo substituyamos por creencias y por ilusiones. Pero no esperaba que la realidad objetiva me resultara tan dura. Ahora entiendo que la dureza de la realidad objetiva nos lleve a evadirnos de ella con placeres, con fantasías, con esperanzas, con creencias y con ilusiones. -Contestó Lola. 

  Merlín estuvo de acuerdo con Lola, y tras reflexionar unos instantes le dijo: 

  -Las personas reaccionan de diversas maneras ante lo que creen que es la realidad. En el caso de la realidad social, unos la defienden mientras que otros quieren cambiarla, y otro se limitan a buscar mejoras para ellos. En el caso de la realidad personal, cada cual sigue su propia estrategia, y hay tantas estrategias como personas. En el caso de la realidad del Universo, de la Naturaleza y de la esencia humana, la mayoría no acepta esa realidad y quiere imponer sus deseos y sus creencias, dando lugar al mundo injusto, conflictivo y artificial en el que vivimos, mientras que sólo una minoría quiere aprender a aceptarla y a armonizar con la realidad que nos muestra el Universo, la Naturaleza y el interior más hondo de la persona. 

  -Y aún así, las personas de esa minoría no son capaces de vivir veinticuatro horas seguidas de realidad, al menos las que yo conozco. -Dijo Lola, y Merlín estuvo de acuerdo y le dijo:

  -Quienes caminan espiritualmente tropiezan y necesitan descansar. Tropiezan en la piedra de sus ilusiones y esperanzas y descansan con placeres sencillos o con las evasiones de sus fantasías. Quienes recurren a sus fantasías, en ellas siempre entran en contacto con lo más hondo de su conciencia.  

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