Las situaciones dolorosas se alimentan a sí mismas:
*Por un lado, porque buscamos placer para combatir al dolor, y al intentar conseguir placer, a la corta o a la larga, nos producimos dolor a nosotros y a los demás.
*Por otro lado, porque el dolor nos agita, y la agitación nos lleva a cometer errores, que a la corta o a la larga, nos producen dolor a nosotros y a los demás.
Le quitamos alimento al dolor cuando orientamos nuestra vida hacia la sencillez, y así podemos iniciar una espiral de serenidad, de comprensión, de aceptación y de armonía.
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