Las necesidades y los problemas, con su dolor, nos aprietan y nos impulsan a cambiar lo existente.
Las viejas creencias chocan con las nuevas realidades, agotan sus posibilidades, pero el Hombre busca creencias nuevas o idealiza algunas de las más viejas, marcos generales para liberarse del dolor, para alcanzar sus anhelos, para desarrollar sus potenciales.
Las viejas ilusiones mueren, pero el Hombre cuando no acepta la realidad, necesita ilusionarse, y así nacen nuevas ilusiones.
Energías de las frustraciones y de las esperanzas, centradas en lo externo y en lo interno, pero dando palos de ciego. Y los cambios se producen fuera de nuestro control, a su propio ritmo, y cuando les llega su tiempo.
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