Nacemos con unas características y en unas circunstancias. Después la vida nos va trayendo diversas cosas, diversas situaciones. Preguntarse:
¿Por qué?
¿Para qúé?
Es quedar atrapados en un laberinto sin salida de creencias, de dudas (¿Existe el destino?, ¿Tiene sentido la vida?), de ilusiones, de conceptos complejos, de artificios, de contradicciones, de rigidideces.
Tenemos aquello con lo que nacimos y lo que la vida nos ha ido dando después, es decir, tenemos lo que ES, y con ello tenemos la opción de aprender a vivir de la manera más sencilla, más flexible, más libre, más sabia y más armónica posible. Lo demás es chocar contra la realidad del flujo natural del Universo, flujo en el que está inmersa nuestra vida, y de esos choques sólo salen las confusiones, las frustraciones, los conflictos, y todo aquello que nos hace sufrir.
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