Existe el Universo con sus dimensiones y distancias inimaginables, con sus fenómenos conocidos y por conocer, con su nada, con su inifinito, con la energía del motor de su movimiento, y con las leyes naturales que rigen su devenir.
Existe la vida, con sus causas desconocidas, con sus semillas, su nacimiento, sus potenciales, sus impulsos, sus estímulos, sus ciclos naturales, su evolución, su muerte y su búsqueda de sentido.
Existe la conciencia, la que tiene el potencial de intuirlo, de conocerlo y de comprenderlo todo, y de que todo ser vivo se guíe libre, sabia y armónicamente por ella.
Y existimos cada uno de nosotros formando parte de todo esto. Unas veces nuestra esencia y nuestra conciencia nos orientan a sentirnos parte de lo que somos, pero la mayoría de las veces nos vemos como seres únicos y separados, atrapados en nuestro ego, en nuestros afanes, en nuestros miedos, problemas, pensamientos, emociones e ilusiones, y sientiéndonos el centro, o muy grandes o muy pequeños, creamos creencias para explicarnos el Misterio.
Tantas preguntas, y sólo creencias como respuestas. Por ello, dejemos a la sencillez, a la serenidad y al tiempo que nos muestren la senda para fluir con el flujo natural del Misterio.
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