Frutos con los que nutrimos el cuerpo, satisfacemos lo deseado o elevamos la conciencia. Los que cultivamos con afanes y trabajos, o los que en nuestro camino encontramos.
Semillas que con esperanzas sembramos, las que se comen los pájaros, las que no encuentran receptivas conciencias, o las que se manifiestan en su frutal potencia bajo el Cielo y desde la Tierra.
Frutos y semillas siguendo su curso, culminando su potencia, y el Hombre siempre interfiriendo para conseguir el soñado resultado. Sea cual sea la cosecha, el Hombre siempre está anhelando mejores veranos.
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