Para su supervivencia, el individuo muchas veces necesita la ayuda de los demás. En la mayoría de los casos, nuestro nivel dominante de conciencia nos impulsa a ayudar o bien debido a la compasión y al amor, o bien con la esperanza de conseguir algo a cambio, algo que puede consistir en cosas muy diversas y también en evitar castigos, algo que nos pueden dar los seres y las fuerzas sobrenaturales, los héroes, o bien la sociedad o las personas a las que ayudamos, algo que nos esclaviza a esperanza en la recompensa y que reduce nuestra capacidad para aumentar nuestra sabiduría.
Cuando ayudamos a los demás a conseguir deseos que no necesitan para su supervivencia, entonces estamos contribuyendo a que se esclavicen a sus deseos y reduciendo sus posibilidades de aumentar su sabiduría. En cuanto a su camino espiritual, el individuo no necesita ayuda directa pues dentro de sí tiene su propia conciencia, y fuera tiene las enseñanzas del Universo, de la Naturaleza, y las sabidurías de todas las personas sabias, y por estas enseñanzas y sabidurías nadie le pide nada.
Hay momentos en los que alcanzamos, o podemos alcanzar, niveles de conciencia por encima de los que en nosotros son los dominantes, entonces nos encontramos con que compartimos, con que ayudamos sin esperar recompensas, ayudamos por las satisfacciones que nos produce ayudar, ayudamos porque eso es lo natural en nosotros, ayudamos sin que para nosotros sea un esfuerzo o un sacrificio. Como no esperamos recompensas somos libres y aumentamos nuestra sabiduría, y además, estas ayudas nunca reducen la libertad de los ayudados, nunca reducen sus posibilidades de aumentar su sabiduría.
Todo es conciencia, y elevar su nivel requiere caminar hacia el propio horizonte, requiere la energía de las tensiones, y requiere tiempo.
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