Todos nosotros hacemos, decimos, pensamos y sentimos cosas que no nos gustan. Ante estas situaciones en nosotros se producen dos grandes tendencias: Tendemos a culparnos o a justificarnos. Si ahondamos, es fácil que veamos que el justo medio se halla entre las culpas y las justificaciones, sin embargo, muchas veces no somos capaces de comportarnos, de pensar y de sentir según ese justo medio, y entonces se vuelven a presentar las culpas y las justificaciones, y es posible que aparezca de nuevo otro justo medio, y es posible que cuando pretendamos vivir conforme a él, volvamos a fracasar.
Todos nosotros creemos que hay cosas ciertas, sabias o buenas e intentamos orientar nuestra vida conforme a esas cosas, y muchas veces fracasamos en ese intento. Ante el fracaso en nosotros se producen las dos grandes tendencias de culparnos o de justificarnos, y volvemos a ver que existe un justo medio, e intentamos vivir conforme a él, y muchas veces fracasamos, y de nuevo aparecen las culpas y las justificaciones, y los justos medios, y volvemos a fracasar a la hora de seguir los nuevos justos medios.
Ante esta dinámica hay quienes se esfuerzan, se sacrifican, luchan por hacer lo correcto, por vivir conforme a lo que creen que es los cierto, lo sabio o lo bueno.
Otros buscan la sencillez, la serenidad, la comprensión y dejan que el tiempo les muestre el siguiente paso.
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