La sencillez es la mayor fuente de libertad, y esa combinación siempre se refleja con belleza.
Sin embargo, en nuestra sociedad primero va la belleza debidos a los placeres que produce.
Después le sigue la libertad, pero sólo porque es una herramienta útil para conseguir lo deseado.
Por último la sencillez, la cual sólo se aprecia cuando resulta sencillo conseguir lo deseado, sin embargo, vivir sencillamente suele ser despreciado, pues se cree que produce pocos placeres y que facilita pocos deseos.
Estas dos visiones de la sencillez, de la libertad y de la belleza, tienen unas consecuencias diferentes, y a cada cual le corresponde verlas.
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