Las ilusiones que nos venden y compramos prometen lo claro, pero condenan a ser prisioneros de la oscuridad de vivir soñando.
Ilusiones que nos venden los propios y los extraños, las que nosotros compramos,
y aunque sus precios son altos, los pagamos
agradecidos y gustosos porque creemos
que las necesitamos.
*La ilusión del Misterio, al que con la forma de un dios, nos venden como servidor, convirtiéndolo en nuestro amo.
*La ilusión de mostrarnos al riesgo como pecado, y a la sencillez como obediencia para salvarnos.
*La ilusión de conseguir lo anhelado como
la panace para ser dichosos,
y la comprensión que nos alcanzamos
al pagar por los servicios que nos han prestado.
*Ver la seguridad como confianza en las ajenas promesas,
y no ver nuestra propia capacidad para
no tener dependencias.
*La ilusión del alcanzar el amor más sublime,
más puro y más bello,
y entregados al espejismo alcanzado
ver a la soledad como al enemigo más fiero.
*La esperanza de que la lucha y el esfuerzo nons traerán el estado soñado,
la ilusión que no nos deja ver que todo nos basta
cuando despertamos.
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