domingo, 26 de julio de 2020
LAS CREENCIAS Y EL PODER
Cuando el Ser Humano no conoce o no comprende algo, en vez de dejarlo como un misterio, como si fuera una pared, pone una creencia o un sistema de creencias, es decir, pinta lo que se imagina o lo que le conviene en la pared.
Al pintar la pared es muy frecuente que quien la pinta vea esa pintura como la verad absoluta y acabe por darle más importancia que a la realidad que conoce. En muchas ocasiones tiene mucha más fuerza lo que nos gustaría que fuera que aquello que es, sobre todo cuando lo que es no favorece la consecución de nuestros deseos.
Aunque muchos puedan pensar que una creencia es algo que surge solamente de la fantasía, de la imaginación, siempre tiene detrás la energías y el propósito de conseguir un deseo, es decir, toda creencia se acaba por poner al servicio de lo que los individuos, los grupos sociales o las sociedades, creen necesitar para conservar lo que tienen, para aumentarlo, o bien para conseguir aquello que aún no tienen.
Los poderosos de cada sociedad y los que tienen algún poder, siempre hallan la manera de justificar ese poder sobre la base de alguna creencia previamente existente. Así, no hay poder que no se base en una creencia previa a la existencia de ese poder. Después, quienes ostentan el poder se encargan de ampliar las creencias previas, de transformarlas, de manipularlas para que encajen a la perfección en sus intereses y en sus propósitos.
Por otro lado, los ambiciosos, los rebeldes, los oprimidos que se rebelan, siempre encuentran alguna creencia previa en la que basar sus ambiciones, sus rebeldías o sus ansias de libertad social y política, y si alcanzan el éxito, también modifican esas creencias y las adaptan a su nueva situación.
También se puede decir que toda creencia puede ser utilizada, tanto como justificación del poder como para justificar las ambiciones, las rebeldías y los deseos de liberación social o política.
Ante cada necesidad, ante cada deseo, ante cada situación, nunca falta una creencias apropiada, y es que la mente humana siempre es capaz de encontrar las creencias adecuadas, los argumentos, las justificaciones, incluso las demostraciones, para respaldar aquello que necesita, aquello que desea, o aquella situación en la que se encuentra. Y esta capacidad de la mente humana debería serevinos para cuestionarnos todas las creencias.
Debido a todo esto, las personas que han alcanzado cierto grado de desarrollo espiritual dejan de lado todas las creencias, y se centran en lo que captan, en el aquí y en el ahora, en sí mismos y en lo que les rodea, y al misterio lo dejan que siga siendo misterio hasta que su comprensión va reduciendo el campo de lo misterioso.
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