HAMBRES
La cría de mirlo tiene hambre,
y con sus formas naturales
le pide comida a sus padres.
Pero en los hombres,
¡Cuántas hambres artificiales!
Y por más logros que se alcancen,
¡Siempre insaciables!
El Hombre,
voraz impararable
y así se causa todas sus hambres.
Aquel que anhela y no se detiene,
la comida que sacia no se la come.
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