miércoles, 18 de julio de 2018

TODO


   Todo lo que conocemos es sólo una pequeña parte de lo que tenemos la capacidad de conocer, y una parte más pequeña aún de lo que existe.

  Todo lo que nuestros sentidos captan, todo lo que sentimos en nuestro interior, es sólo una pequeña parte de lo que tenemos la capacidad de captar y de sentir, y una parte más pequeña aún de todo lo que existe.





   Pero aquello que conocemos, aquello que nuestros sentidos captan, aquello que sentimos interiormente, está compuesto por la misma materia-energía que aquello que no conocemos y se rige por las mismas leyes, es decir, todo forma parte por igual del ritmo del Tao.

   De esta manera, cuando conocemos algo nuevo, cuando captamos algo nuevo, cuando sentimos algo nuevo, no cambia realmente nada, pues lo nuevo tiene las mismas características que aquello que ya conocemos, que aquello que ya captamos, que aquello que ya sentimos.



  No se trata de usar tantas energías en conocer más, en querer captar más, en querer sentir más, por un lado, porque las energías que ponemos en estos tres aspectos se las restamos a nuestra capacidad de comprensión profunda, y por otro lado porque con todo lo que ya sabemos, con todo lo que ya captamos, con todo lo que ya sentimos, tenemos suficiente para todos los aspectos de nuestra vida. Lo único que necesitamos es lo siguiente:

  * Saber ver las relaciones que existen entre los diferentes aspectos de aquello que conocemos, captamos y sentimos.

  * Ser plenamente conscientes de todo lo que sabemos, captamos y sentimos, lo cual es mucho más de lo que nuestra humildad cree y mucho menos de lo que cree nuestra arrogancia.

  * Liberarnos de nuestras ilusiones, esperanzas y creencias y de nuestros deseos de usar nuestro conocimiento como una herramienta para conseguir aquello que realmente no necesitamos. Todo esto nos distrae y además distorsiona y oscurece todo aquello que conocemos, captamos y sentimos.




    Lo más importante no es conocer más, captar más y sentir mas, es nos encadena a los deseos y a los medios que usamos para conseguirlos, sino disponer de más luz para ver el verdadero significado de lo que conocemos, captamos y sentimos, es decir, buscar la sabiduría solamente en la serenidad, en la soledad y en la libertad interior, y dejarse guiar por la intuición y por la conciencia. 

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