lunes, 9 de julio de 2018

EL RITMO DEL TAO


   Según Lao Tse, no hay separación entre el Creador y lo Creado de tal manera que el Creador y lo Creado son el Tao. Otra característica del Tao es que se va autocreando continuamente, eso sí, siguiendo unas leyes inmutables y eternas. El Tao no puede conocerse, y entre los aspectos que no pueden conocerse está el de saber si tiene o no tiene intenciones, y si las tiene, tampoco podemos saber cuales son. Lao Tse se decanta porque el Tao no tiene intenciones, sino que todo lo que hace lo hace espontáneamente, porque esa es su Naturaleza. 

   Sobre estas bases, el Tao y el Universo son una misma cosa, y aunque no podemos saber si hubo un origen en el Tiempo, si que sabemos que el Universo evoluciona en el tiempo (algunas tradiciones dicen que esa evolución no es lineal, sino cíclica), y así, de esa evolución o de ese ciclo surgió nuestro Sistema Solar, nuestro Planeta, y en él surgió la vida, y como parte de esa vida surgimos los seres humanos, y con la vida surgió, o bien se manifestó, la conciencia. 

   En toda evolución, cada paso se da sobre la base de los pasos dados anteriormente y sobre las posibilidades que en cada momento nos ofrece el Universo, la Naturaleza y nuestro nivel de conciencia. De esta manera: 

   ¿Cuál es nuestra capacidad y nuestra libertad real para dar cada paso?

 En la teología cristiana se dice que existe el libre albedrío, pero los pensadores occidentales han debatido respecto a si el Hombre es libre o bien existen determinantes que reducen esa libertad o incluso la impiden. 

   Otro aspecto del pensamiento occidental es el de la voluntad humana, vista esa voluntad como la causa principal de los acontecimientos sociales y de la vida del individuo. Voluntad para enfrentarse e imponerse a los demás seres humanos, a las adversidades y a la Naturaleza. Las religiones bíblicas y los debates de las filosofías occidentales, están basados en la creencia de que el Hombre es un ser único y especial y está separado de la Naturaleza, a la cual no tiene que adaptarse, sino someterla a su voluntad, ponerla al servicio de sus creencias y de sus deseos, (todo lo cual se manifiesta en el pensamiento humanista), pues al fin y al cabo, tanto la Biblia como el conjunto de las filosofías occidentales siempre han visto al Hombre como el Rey de la Creación, y por lo tanto no se trata de que el Rey se funda con la Creación, sino de que la someta a su voluntad. 

   A mi modo de ver, si aceptamos que somos Uno con el Tao, se trata de ir descubriendo cual es el ritmo del Tao manifestado en la Naturaleza, y dejarse llevar por ese ritmo, al igual que el agua de un río se deja llevar por la gravedad, por los desniveles del terreno y por la forma del lecho del río, y así el agua llega al mar de la Unión con el Tao, sin seguir estrategias, guiada sólo por la energía de su verdadera naturaleza, y adaptándose a cada situación que el río le presenta. 

   Existen otros caminos espirituales. En todas las tradiciones espirituales, incluida la taoísta,  existen técnicas y prácticas destinadas a elevar la conciencia, a alcanzar la fusión con el Uno, con la Divinidad. Ahora bien, estamos ante el uso de la voluntad para dominar situaciones externas y a nosotros mismos, estamos ante medios para conseguir un fin, y esto significa que quien sigue ese camino está atado a esos medios, aunque existe la esperanza de que si se alcanza el éxito se produce la liberación. 

  Hemos visto tres visiones, la occidental, la taoísta y otras visiones espirituales. ¿Cuál está más cerca de la verdad? Creo que no se trata de debatir sobre eso, sino que cada uno de nosotros sea consciente de su grado de afinidad con cada visión, y de las consecuencias que para él puede tener seguir una visión u otra. La serenidad, la comprensión profunda y la libertad interior tienen la respuesta, que tal vez no sea la más cercana a la realidad, pero será la respuesta de nuestra conciencia, la única respuesta que podemos tener. 

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