Alto, siempre más alto
Armonía entre la paloma y el árbol
Después de algún tiempo de meditar sobre las enseñanzas de un sabio, ante el caminante se presentaron solamente dos caminos, y con la esperanza de que el sabio le dijera cual era el mejor de los dos, le preguntó:
-¿Qué es lo que tengo que hacer para conseguir lo que deseo y para evitar lo que temo?
-Usar tu conocimiento, tu inteligencia, tus capacidades, tus virtudes y tus energías. -Le respondió el sabio.
-¿Qué es lo que tengo que hacer para armonizar con el ritmo del Tao? -Preguntó de nuevo el caminante.
-Substituir tu conocimiento por tu intuición y dejar de usar tu inteligencia, tus capacidades, tus virtudes y tus energías. -Le respondió el sabio.
-¿Qué conseguiré siguiendo cada uno de esos dos caminos? -Preguntó finalmente el caminante.
-La única respuesta es la que te dé tu conciencia, y ella se tomará su tiempo. -Respondió el sabio, y el caminante se quedó decepcionado porque el sabio no le había indicado un camino concreto.
El sabio percibió la decepción del caminante y le dijo:
-Lo más valioso que encontrarás es lo que encuentres por ti mismo. En lo que está escrito o en lo que cualquiera pueda aconsejarte encontrarás aquellas respuestas que deseas oír o las que crees necesitar. Lo que está escrito es siempre un mapa y cualquiera pueda aconsejarte sombre la mejor senda que puedes seguir, y siempre habrá quienes estarán empeñados en que atiendas a la predicación de sus creencias, pero ni en lo que está escrito ni nadie puede darte las respuestas que te harán más libre y más sabio.
Y tras despedirse del caminante, el sabio se fue alejando mientras entonaba un alegre estribillo:
"Vuela, vuela, mariposa, canta, canta pajarillo"
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