lunes, 9 de julio de 2018

MUNDOS


  El mundo de lo Misterioso.

  Se trata del mundo de lo que no conocemos y que además nunca alcanzaremos a conocer. Es el mundo que pese a ser el UNO, en las diferentes tradiciones espirituales recibe nombres como la Divinidad, el Tao, Braman, el Absoluto, el Todo, o lo Increado. Es el mundo que sólo intuye nuestra conciencia más serena y más profunda o nuestras experiencias místicas, es el mundo de lo trascendente, es el mundo que se manifiesta y se refleja ante nuestra conciencia en el Universo y en la Naturaleza. Este es el mundo de lo espiritual, el mundo de los místicos, de los que buscan la Fusión, la Iluminación, la Liberación, el Nirvana, la Armonía. 

  Pese a la imposibilidad de conocer este mundo, las creencias racionalistas y científicas y las filosofías ateas niegan su existencia, y en su lugar ponen al azar al que a veces llaman singularidad. La razón científica nos dice que todo es un orden regido por unas leyes que pueden explicarse por la ciencia, pero junto a ese orden, los acontecimientos que consideran caóticos o raros, los atribuyen al azar. El azar, en forma de singularidad es lo que dio origen a la creación del Universo, según defienden los partidarios de la teoría del Big Bang. 

  Pese a la imposibilidad de conocer este mundo, es de este mundo de donde todas las religiones sacan a sus dioses concretos, a los cuales todas ellas atribuyen unas características bien definidas. Entre esas características está la de tener unas actitudes muy humanas, las cuales pueden verse cuando piden obediencia y adoración a cambio de ayuda y de la salvación eterna, o cuando ponen normas y se convierten en jueces que absuelven o condenan. También se da la circunstancia de que en las religiones derivadas de la Biblia, y en sus teologías, en el concepto de Dios se mezclan la Divinidad imposible de conocer, con el Dios que se puede conocer y que tiene unas características tan humanas como las que acabamos de ver. 


  El mundo Natural.

  Es el mundo ordenado y armónico que se muestra a nuestra conciencia en forma de Universo y de Naturaleza, con sus energías y sus leyes inmutables y eternas. 

  La ciencia actual, en su arrogancia, pretende ser la única que puede conocer a este mundo, sin embargo, es mucho más lo que desconoce, además, lo que investiga lo hace desde la premisa de negar la existencia del mundo Misterioso. Por otra parte, la ciencia actual pone todos sus conocimientos al servicio del dominio y del control sobre la Naturaleza y sobre el Universo, con lo cual intenta que el Hombre impida su flujo natural. Debido a estas razones y a los límites de la inteligencia humana, la ciencia alcanza a conocer solamente una parte. 

   La ciencia usa su conocimiento para dominar y controlar, para obtener beneficios económicos, para aumentar las comodidades materiales y para desarrollar la medicina en busca del Paraíso y de la inmortalidad, pretendiendo ocupar así el lugar tradicional de los dioses de las religiones, a las que por otra parte combate. 

   Pero lo Natural se puede conocer a través de lo intuitivo, de la observación serena, de la experiencia directa y libre de creencias, de la conciencia, de las vías espirituales. En realidad, conocer de esta manera el mundo Natural es una vía espiritual que se orienta hacia lo trascendente, hacia la liberación, la armonía, hacia la Unión con lo Divino. 



El mundo Sobrenatural. 

  Veamos el significado de las palabras y de los conceptos relativos a este mundo. Sobrenatural significa por encima de lo Natural, que tiene poder sobre la Naturaleza. Ahora bien, yo me hago la siguiente pregunta: ¿Cuando decimos natural, a qué nos estamos refiriendo?

   Para la gran mayoría de la gente, lo natural es lo que los sentidos y el cerebro humano consideran como natural, pero esos sentidos y ese cerebro desconocen muchas cosas del mundo Natural, y es en esa parte desconocida de lo Natural donde tiene cabida lo Sobrenatural: fuerzas y energías no detectables por la ciencia o por los cinco sentidos, milagros, fenómenos paranormales o inexplicados, todo lo mágico, y los poderes atribuidos a los dioses de las religiones. 

   Por otra parte, pensemos que el mundo de lo Sobrenatural, al escaparse a la comprensión de los cinco sentidos y del cerebro de la mayoría de la gente es un mundo en el que abundan las creencias falsas, los trucos realizados por los farsantes, o las credulidades sobre lo que otras personas han contado, con lo cual, una parte de los fenómenos sobrenaturales sencillamente nunca han existido. 

   El mundo de lo Sobrenatural es también el mundo de los mitos, de las leyendas, de las idealizaciones del pasado o de mundos futuros maravillosos. Lo que puede haber de real, es decir, de Natural, en todos estos mitos, leyendas e ideales, se mezcla con las necesidades emocionales de creer en estos mundos perfectos y maravillosos, se mezcla con la estructura de la psique humana que recurre a mitos y leyendas para explicar cosas que no sabe explicar de otra manera. 

   Y es también el mundo de lo Sobrenatural en el que han nacido (o el Hombre ha creado) a los dioses de las religiones, unos dioses que exigen fe a cambio de sus ayudas y de sus promesas de salvación, unos dioses que ofrecen unas explicaciones del mundo Natural y Sobrenatural, explicaciones que no pueden cuestionarse, pues estos dioses son sabios y todopoderosos, y dudar de sus explicaciones significa ofenderles, pecar, ser condenados, lo cual también interfiere en la visión del mundo real de lo Sobrenatural. 





  El mundo de los deseos y de la moralidad.

  Estamos ante el mundo en el que vive la inmensa mayoría de las personas, es el mundo que se corresponde con los niveles mayoritarios de conciencia. Es un mundo en el que lo más importante es conseguir lo que se desea para de esa manera alcanzar la felicidad. Como conseguir esos deseos general conflictos, abusos, injusticias, dolor y sufrimiento, como forma de impedir todo esto surgen los valores morales. Sin embargo, cuando los deseos alcanzan cierta intensidad, los valores morales son derrotados. Tanto los deseos como las derrotas de los valores morales es lo que explica los actuales conflictos, los actuales abusos e injusticias, en suma, los actuales problemas de todo tipo. 

   Este es también el mundo en el que conviven inseparablemente unidos los éxitos y las alegrías por lo conseguido, con las insatisfacciones, con las frustraciones, con las depresiones, con los escepticismos, con las resignaciones y con las desesperanzas. 

   Este es el mundo donde todo está centrado exclusivamente en las relaciones sociales y personales, relaciones regidas únicamente por la consecución de los deseos, por el ego y por las emociones, con lo cual las relaciones con la Naturaleza se reducen a usarla en beneficio humano, y donde el desarrollo espiritual y el mundo interior suelen ser vistos con desprecio o como algo olvidado o de poca importancia. 

  Este es el mundo de las creencias, de las religiones, de las ideologías políticas, de las filosofías occidentales, de los valores sociales dominantes, es el mundo de la literatura, del cine, de la televisión, de las cultura en toda su amplitud. 




  El mundo espiritual.

   Es el mundo interior y espiritual del individuo, un mundo donde la soledad es un medio para el conocimiento y la libertad interiores, para la serenidad y para la sabiduría, es el mundo donde lo más importante es la comprensión profunda, la elevación de la conciencia, la transformación interior, la búsqueda de lo trascendente, de la Unión con lo Misterioso, de la liberación y de la armonía. 

   Es un mundo muy variado en tradiciones, pero donde se dan dos grandes actitudes: La búsqueda de la armonía con la Naturaleza y la búsqueda de la armonía con la propia conciencia, con el espíritu. Cada tradición pone más el acento en una o en otra, pero están presentes en todas y son perfectamente compatibles y siempre van juntas. 



    El mundo que nos gusta y el que rechazamos.

  Partamos de la base de que son más las cosas que no podemos conocer y las que desconocemos, que aquellas que conocemos. El mundo que nos gusta y el que rechazamos son el mundo de lo que conocemos. Dentro de este mundo pequeño y limitado, aquello que nos gusta es lo que está en armonía con nuestro nivel de conciencia, y en cuanto a lo que nos disgusta es aquello que aún nos resulta doloroso debido a que nuestro nivel de conciencia no es capaz de tolerarlo o de aceptarlo.

  Podemos preguntarnos qué parte de verdad existe en lo que nos gusta. Sin embargo, yo creo que esta pregunta no es fiable porque nuestra mente tiende a considerar bueno, y por lo tanto cierto, aquello que nos gusta y a considerar malo, y por lo tanto falso, aquello que rechazamos. Por eso, yo creo que la pregunta adecuada sería ver qué parte de lo que nos gusta es natural y que parte no. Si distinguimos lo que es natural y lo desarrollamos, estaremos caminando en pos de un horizonte de sabiduría, de liberación y de armonía. 

   En cuanto a lo que nos disgusta la pregunta más adecuada es ¿por qué nos produce dolor? El dolor puede provenir de todo lo que no es natural, y existe un dolor natural, pero también puede provenir de las frustraciones producidas por nuestros deseos no conseguidos y por nuestros miedos, tanto a lo natural como a lo que no lo es. Dejar fluir lo natural en vez de buscar deseos, trae consigo más libertad y menos miedos, y por lo tanto también significa caminar en pos de un horizonte de sabiduría, liberación y armonía. 

  Esta es mi visión y existen otras visiones, y cada conciencia da la suya por buena, pero una conciencia profunda surge de una conciencia abierta y de una visión amplia, de una visión que da más valor a la observación serena y a las experiencias directas que a las creencias. 

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