Carlos volvió al día siguiente a ver a Merlín, y esta vez le pidió que le enviara a un mundo sin injusticias ni crueldades, cosa a la que Merlín accedió.
Carlos se encontró en el mismo pueblo que la vez anterior, y de nuevo se encontró con el alcalde, el cual se dirigió a él diciéndole:
-Me alegro de que haya vuelto a vernos. ¿Qué curiosidad le trae por aquí?
-¿Cómo consiguen ustedes que no haya injusticias ni crueldades?. Porque supongo que en este pueblo eso no existe, ¿Verdad? -Preguntó Carlos.
-Tiene usted toda la razón, pero no sabría responderle con exactitud. Hay quien piensa que el Ser Humano es malo y cruel por naturaleza, pero ya ve que eso no se cumple aquí, y usted seguramente conoce a mucha gente bondadosa y compasiva. De todas maneras, he oído decir y he leído que hay gente que comete injusticias y es cruel como un medio de conseguir riquezas o poder, y que muchas veces tienen éxito utilizando esos medios. También he oído decir y he leído que, quienes tienen éxito utilizando esos medios, tienen seguidores y admiradores debido a lo que consiguen, a las obras que hacen, a las que dejan para la posteridad, y a la fuerza que demuestran, pero no me haga usted mucho caso, pues no le hablo por experiencia, sólo de oídas.
En esos momentos Carlos se despertó, y lo hizo con una sonrisa de sereno asombro pensando en las reflexiones de aquel sencillo alcalde.
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