*Las que consigue el que lo buscado halla.
*Las que obtiene el que vence en la batalla.
*Las que recibe, el que con premios y con amor le pagan.
*Las que llegan cuando el placer con el dolor acaba.
Todas ellas son intensas, agitadas...
pero se van cuando se hace presente
lo que que hay en sus otras caras.
A nuestra disposición se encuentran,
más fieles y mejor arraigadas,
las que de la libertad
y de la serenidad emanan.
Quienes quieren mundos a su medida intentan que los demás se sometan a sus pretensiones, y así se vuelven intolerantes y a veces opresores.
Quienes acusan a alguien de intolerante o de opresor, la causa real de sus acusaciones reside en que quieren conseguir lo deseado sin pagar ningún precio a cambio.
Ninguno de los dos tolera no conseguir lo deseado o perderlo. Y surgen las justificaciones basadas en conceptos conflictivos y enfrentados, tales como justificia e injusticia, culpables e inocentes, derechos y merecimientos.
Y así, la libertad se pierde y la sabiduría no se encuentra.
Cuando queremos conseguir algo:
*Ponemos nuestras energías y nuestras capacidades para conocer al servicio de conseguirlo.
*Tendemos a verlo todo en función de lo que queremos conseguir.
De ésta manera, aunque podamos conocer lo necesario para conseguir lo deseado, no podemos comprender la realidad de las cosas.
Cuando en vez de intentar conseguir, intentamos comprender, se empiezan a abrir las puertas de la comprensión de la realidad y de la aceptación de lo comprendido.
La cuestión que se nos presenta es cual es valor que le damos:
*A los frutos que alcanzamos cuando conseguimos lo deseado.
*A los frutos que alcanzamos cuando comprendemos.
A las personas las tratamos en función de varios aspectos:
*De lo que creemos que son.
*De si nos facilitan o nos obstaculizan nuestros deseos.
*De como nos premia o nos castiga la sociedad el trato que les damos.
En éstos aspectos también se basa el trato que los demás nos dan a nosotros.
Todos éstos aspectos dependen de cuales son las cosas que más valor tienen para cada persona.
El valor que se le da a las cosas depende del nivel de conciencia.
Sobre su nivel de conciencia nadie tiene ningún control.
Ésto mismo se puede aplicar al trato que le damos a los demás seres vivos y a la Naturaleza. Y así, todo es parte de la misma rueda que no para de girar, impulsada por el Universo y por el impulso que cada cual le da.
Los comportamientos de las personas tienen varias causas y varias consecuencias:
*Están, sus creencias, sus motivaciones, sus niveles de conciencia.
*Están las diferentes consecuencias que ese comportamiento tiene para la sociedad, para cada persona, para los seres vivos y para la Naturaleza.
*Están las diferentes consecuencias que ese comportamiento tiene para nosotros.
La sociedad tiene derecho a defenderse de los comportamientos que considera dañinos, y para ello establece sus leyes y sus tribunales.
En cuanto a nosotros, juzgamos moralemente teniendo en cuenta básicamente si los comportamientos de los demás son un obstáculo o una facilidad a la hora de conseguir lo que deseamos, y dejamos en segundo plano los demás aspectos.
Los juicios morales nos impiden conocer como es realmente cada persona, y dificultan mucho nuestra visión sobre los aspectos que intervienen en la dinámica de la sociedad, pues en los comportamientos de las personas, además de la moralidad y de la inmoralidad, intervienen muchos otros aspectos.
Quien quiere manipular intenta convencer a los demás de que si le ayudan o si adoptan sus puntos de vista, saldrán beneficiados. A veces, los manipuladores acusan a quienes no se dejan convencer por ellos, de estar manipulados por los poderosos, o por otros ambiciosos, o de ser tontos, borregos o esclavos.
Quien se deja convencer, se somete al poder del manipulador, y además se ata a sus propios deseos.
Quien se libera de sus propias ataduras, ni intenta manipular ni es manipulado.
Quien es libre, gustosamente comparte lo que ha cultivado y cosechado.
Cuando no se comparte gustosamente, surgen las normas que limitan la libertad, surgen los poderosos y los manipuladores, y surgen los que ponen sus esperanzas en ellos.
¿Cuál es ésta realidad?
¿Cuál es el valor que le damos?
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Al Hombre le resulta imposible conocer la realidad al completo. Sin embargo, si acepta la parte natural de la realidad que alcanza a conocer tiene suficiente.
La gran mayoría de las personas valoran las cosas por lo que creen que son sus utilidades y por cuales son sus resultados, y así, en función de éstos dos aspectos, las cosas son vistas como buenas y como malas, como facilidades y como obstáculos. Sin embargo, al hacer éstas valoraciones, muchas de las cosas que podrían conocerse no se conocen, y las naturales que se conocen no se aceptan.
¿Qué es lo que hemos comprendido?
*Cuando lo que hacemos no fuerza el curso natural de las cosas:
¿Qué es lo que hemos aceptado?
Hagamos lo que hagamos,
sean cuales sean los resultados,
lo que somos, siempre lo somos,
sólo varía la conciencia que alcanzamos.
Existe una visión de las cosas según la cual, lo que hacemos está en función de lo que somos y de lo que creemos, y aquello que tenemos está en función de lo que hacemos.
Ésta es la visión que suelen tener aquellos que creen que lo que tienen se debe sólo a sus méritos.
Quienes creen que son más sus méritos y sus derechos que aquello que tienen, suelen tener otras visiones en las cuales intervienen multitud de variables.
Podemos dedicarnos a debatir sobre todo lo relacionado con éstos cuatro aspectos. Podemos dedicarnos a elaborar estrategias para conseguir lo deseado y para evitar lo temido. Pero antes deberíamos ser conscientes de lo que hay detrás de lo que tenemos y de lo que queremos tener.
De todo ello,
el gorrión, sus alas y su mirada,
son una sencilla muestra,
y un fiel reflejo.
La persona sabia,
del gorrión saca enseñanzas.
No hay nada más flexible y adaptable que el agua,y sobre la tierra es la mayor fuerza.
Y por todo ello nos presenta peligros y posibilidades.
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*La Naturaleza y los seres vivos presentan peligros. Intentar dominarlos para evitarlos nos vuelve rígidos y destructores. La flexibilidad es prudencia y sabiduría, y así sabe como protegerse de los peligros inevitables, y como alejarse de los peligros evitables.
*Los artificios creados por el Hombre presentan peligros. Intentar dominarlos para evitarlos nos vuelve rígidos y crea conflictos. La flexibilidad es prudencia y sabiduría, y así sabe como protegerse de los peligros inevitables y como alejarse de los peligros evitables.
*La Naturaleza y los seres vivos nos ofrecen lo que necesitamos. Intentar dominarlos para conseguir lo que deseamos nos vuelve rígidos y destructores. La flexibilidad es prudencia y sabiduría, y se limita a conseguir lo necesario.
*Los artificios creados por el Hombre nos ofrecen cosas útiles que nos ayudan a conseguir lo necesario. Luchar contra sus usos innecesarios o contra sus efectos no deseados, nos vuelve rígidos y crea conflictos y tiranías. La flexibilidad es prudencia y sabiduría, y se limita a las herramientas que ayudan a conseguir lo necesario.
La flexibilidad,
al hacernos sabios,
nos permite distinguir
lo necesario de lo deseado.
Ilusión de felicidad.
De manera natural y espontánea, el Sol y la Tierra aman y nutren a todos sus hijos por igual. Ellos entre sí, unas veces se aman así, otras veces se aman de otras maneras.
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Hay medios para sentir más o menos amor, pero ninguno de ellos es natural.
El amor como deseo
Es el que quiere tener aquello que ama, y por ello odia a todo aquello que le dificulta o que le impide tenerlo.
Es el que ama buscando ayudas, comprensiones, placeres, satisfacciones, y cuando no halla todo lo que busca, no ama y a veces odia o desprecia.
El amor como libertad
Es el que ama y el que da espontáneamente, el que así se siente satisfecho, y por ello ni busca ni espera nada a cambio.
El amor como compasión
Es el que se siente por el que corre peligro y por el que sufre, el que se da al necesitado, el que a veces se premia, el que a veces espera ser premiado.
El amor como moralidad
Es el que surge naturalmente para convivir en paz, para respetar a los demás, el que la sociedad convierte en artificio, en norma, y a veces en moralidad, el que a veces se premia, el que a veces espera ser premiado.
Cada forma de amor tiene unas consecuencias:
Unas son amadas, otras son odiadas, otras son espontáneamente aceptadas.
